miércoles, 25 de enero de 2017

Hospederías, los mejores lugares X Porno

Por si alguno de los que me leéis no sabe lo que es una hospedería, podría invitarlo a buscar información en internet, pero bueno, será un tío enrollado y se lo explicaré yo. Es una habitación o lugar de una casa que se destina al recibimiento de huéspedes, ya sea como invitados o a cambio de un precio módico.


En esencia, quizá no difiera mucho de un hotel, pero en la práctica no tiene nada que ver. El ambiente de las hospederías siempre es más cálido, más humano, porque hay que compartir espacios comunes y casi íntimos con otros residentes de la casa: cocina, a veces aseos, patios interiores... Un lugar perfecto para mantener relaciones con nuestros iguales.

Por eso, estoy totalmente convencido de que es el mejor lugar para tener una aventura x porno. Si algún día llego a casarme, tened por seguro que elegiré uno de estos sitios para pasar la luna de miel, y eso que mi idea de ese tiempo es caer rendido de tanto follar y continuar hasta que el cuerpo aguante. Pero todavía es mejor si puedo ir con una tía a la que no me ate ningún compromiso formal y sea una cachonda mental, porque la idea de tener sexo en grupo en uno de estos lugares me atrae mucho, y no voy a esperar mucho para ponerla en práctica.

También he pensado en que una hospedería sería perfecta para grabar un vídeos amateur xxx. ¿No os parece? Imaginad el poner una cámara en la habitación, y tirarte a tu pareja escuchando los ruidos de la gente que pasa, que se llama, que hace ruidos... mientras intentáis no hacer vosotros ninguno. No sé si quedaría elegante, pero morboso un huevo.

Y si ya te gusta meterme en historias más escabrosas, imagina que estos sitios, por lo general, son casas familiares donde conviven dos y hasta tres generaciones. ¿Qué tal si entre las propietarias hay alguna de esas maduras porno, una madre o una tía, que tienen un gran atractivo en potencia y que desde que las vez sólo puedes pensar en follártela? Joder, se me pone tiesa solamente de pensarlo.

Así que fijaos cuántas posibilidades tienen las hospederías. De hecho, estoy intentando convencer a mi madre en convertir nuestra casa del pueblo, de inmensas proporciones y casi derrumbada, en uno de estos sitios. La cosa está ya medio hecha, y ya voy pensando en los cambios que voy a realizar, si la publicitaré con todas estas ideas que os he contado, o por el contrario la presentaré como una hospedería clásica, pero que luego realiza servicios un tanto especiales. Ya os iré contando.

Mientras tanto, hay muchas hospederías desparramadas por toda nuestra península. No creo que sean tan divertidas como la que tengo en mente, pero oye, mientras arranco y no mi negocio, no sería mala idea conocerlas un poco, y ver si de verdad convertirlas en el lugar de nuestras mayores fantasías sexuales merece la pena.